La ira islámica

Son unos cachondos estos musulmanes. Se matan entre ellos (especialmente entre suníes y chiíes) con una alegría que da pavor. Matanzas en mercados atestados de gente, en el interior de restaurantes. Frente a un colegio, una estación de autobuses o un hospital. Kamikazes que despedazan a un grupo de albañiles que iban al trabajo a primera hora de la mañana o a un puñado de parados que buscaba trabajo en un cine al aire libre.

No son ejemplos rebuscados o al azar. Ni situaciones extraídas de mi calenturienta imaginación. Son atentados reales cometidos en Iraq desde principios de año. Por lo general, de terroristas suníes contra civiles chiíes.

¿Ha provocado este perpetuo baño de sangre algún tipo de manifestación en las calles? NO. ¿Ha provocado la "más enérgica" condena de las autoridades locales? NO. ¿Y ha capturado la intención internacional? Pues tampoco.

No obstante, ha sido publicar unas caricaturas del profeta o reventar la cúpula de una mezquita y se ha armado la de... Alá.

Qué poco vale ya la vida en esta religión. No es de extrañar, baste sólo con echar un vistazo a sus símbolos más reconocibles a día de hoy: ablación, burka, lapidación de adúlteras, ejecución de homosexuales, terroristas suicidas, antisemitismo...

La verdad es que cuando se habla de la supuesta existencia de un "Islam moderado", me entra una risa floja que no veas... Los habrá, no digo que no, pero qué poco pintan, qué papel tan miserablemente secundario están jugando en esta primera gran batalla del siglo XXI.

Qué negro futuro para el Islam, para el mundo...