Federico, tron, cómo te pasas

A mí hubo una época que me hacía mucha gracia. Qué forma de arrear, qué manera de sacarte de la cama de un buen sopapo. Pero hace ya tiempo que se me ha atragantado y no hay quien pueda ya con sus desvaríos.

Es obvio que Federico Jiménez Losantos hace tiempo que perdió el rumbo y avanza a machetazo limpio en la jungla de la actualidad nacional. Me encanta su afán batallador y su tendencia a llamar a las cosas por su nombre, sin medias tintas. En ese sentido, la defensa de sus creencias me parece encomiable, aunque haya defendido todas las causas posibles a lo largo de su azarosa vida (desde el maoísmo al ultraliberlismo, casi ná).

Pero el insulto de la semana pasada al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, me pareció una pasada. No creo que nadie pueda decir de un alto cargo del PP que no está con las víctimas del terrorismo. Y menos a Gallardón, por muy gordo que nos caiga a muchos.

La emisora de los obispos no deja de ser, en el fondo, una empresa privada que necesita tener audiencia para atraer anunciantes y sobrevivir, cuando no lucrarse (lícitamente). Y en el proceloso y competitivo mundo de las ondas hispanas, Federico es un plus difícil de sustituir: audiencia, ingresos, polémica, titulares... Lo que deberían mirar ahora los jefes de la COPE es si los sermones que lanza FJL desde su púlpito mediático coincide en algo con la doctrina de la Iglesia. Me parece que van a descubrir que tiene muy poco que ver...

¿Cómo era eso? Ah, sí: no hagas al prójimo lo que no quieras que te hagan a ti. Creo que lo dijo alguien con cierto peso en la Iglesia católica. Amén.