El planeta Spin Boldak es apenas una pequeña lucecita en la inmensidad del universo de la triple W. Un rinconcito para hablar sobre lo que pasa en España, en el mundo, en los medios... De todo un poco, sin tabúes ni concesiones al virus de lo políticamente correcto, que todo lo infecta y corroe.

jueves, febrero 23, 2006

Europatetismo

La casta política que está construyendo Europa está empeñada en culparnos a todos (ciudadanos, periodistas, coyunturas, procesos electorales, claves internas, agendas ocultas...) del estado vegetativo en que se encuentra la Unión. Ellos, por supuesto, no tienen la culpa de nada. Sólo se apuntan en su casillero las victorias. Los reveses corren de nuestro cargo, faltaría más.

Hace poco tuve la ¿suerte? ¿privilegio?... oportunidad (dejémoslo ahí) de compartir, junto a otros colegas, un largo rato de animada charla con los dos eurodiputados españoles más descollantes del momento: Íñigo Méndez de Vigo (PP) y Carlos Carnero (PSOE). El coloquio estuvo francamente animado (¡sí, una charla animada sobre la UE!), con anécdotas, puyas varias y demás. Pero me pareció desolador comprobar hasta dónde llega el grado de ombliguismo de sus euroseñorías cuando llega la hora de las críticas.

Para el que no está muy puesto en el tema, recordaré simplemente que el proceso de construcción europea se encuentra paralizado desde el año pasado, después de que Francia y Holanda rechazaran en referéndum el texto constitucional aprobado por la Convención. Desde entonces, la UE busca una salida para evitar la muerte por congelación.

Si no me falla la memoria, son ya 13 los países que han dicho sí al tratado constitucional, entre ellos España, que lo aprobó en referéndum hace un año. A excepción de Luxemburgo, que dio un "sí" por los pelos, el resto ha sido aprobado en los parlamentos nacionales. Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Portugal e Irlanda, entre otros, han aplazado sin die sus procesos de ratificación hasta que se aclare el inicerto panorama.

Pues bien, los dos dicharacheros euroespadas aportaron esta valiosa reflexión: la Constitución es inmejorable y el balón está en el tejado de franceses y holandeses para salir del atolladero. Hermoso panorama, proclamo. La versión oficial es que los franceses votaron en clave nacional y los holandeses están perdidos para la causa. Los únicos campeones somos los españoles, a pesar de que votó poco más del 30% de los llamados a las urnas. ¿El resto? Pura chusma nada más...

En definitiva, me pareció ver que los euroarquitectos achacan al europueblo que no sea capaz de seguir su euroliderazgo. Si decimos que no a este trágala, nos esperan los profundos abismos. Sólo queda decir sí a su hercúlea gesta constitucional.

Pues no me convencen, qué queréis que os diga. A lo mejor los europeos estamos diciendo que no nos gusta cómo lo están haciendo. Que no nos gusta el ritmo de la ampliación, que aborrecemos los tejemanejes del ya por fin desactivado eje Chirac-Schröder, que no nos gusta que un grupo de eurolumbreras dé a luz a una Constitución que dinamita acuerdos como el de Niza, consensuados por todos los países miembros, y no un selecto club capitaneado por el impresentable e hispanófobo Giscard d'Estaign.

Se les llena la boca con la palabra Europa, pero luego, tras las cumbres, todos vuelven victoriosos a sus países para vender al público sus éxitos, siempre en detrimento de una Europa unida que sentimos mucho más los ciudadanos de a pie que los de los despachos. Dicen que hay que evitar construir la UE de espaldas a los ciudadanos, pero cuando nos dan la oportunidad de pronunciarnos, nos desprecian por desinformados, trogloditas y venados.

Hagan los deberes y no nos señalen como culpables. Que si Europa no anda no es porque la frenemos los ciudadanos europeos, mucho más entusiastas en su paneuropeísmo que ustedes, interesados guardianes de sus propios intereses.

 
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