Promoción de la violencia

Ya comentamos el otro día la agresión que sufrió el periodista Arcadi Espada en un acto político en Gerona. Los radicales también han intentado reventar en los últimos días un mitin de Josep Piqué, mientras que Mariano Rajoy ha escapado por los pelos (como puede verse en la foto) en dos ocasiones de las encerronas preparadas por los radicales. El otro día, en un mercado de Hospitalet (qué miedo ver las pescaderas blandiendo sus amenazadores cuchillos) y ayer en Granollers. Veamos algunas reacciones a estas persecuciones, en plan pogromo, en plan nazi.

* José Montilla, primer secretario del PSC y ministro de Industria, achaca los ataques a la "política miserable" del PP, que ha creado un "clamor" en contra de su estrategia de "enfrentamiento y el rencor".

* José Zaragoza, secretario de Organización del PSC, aduce que el "incidente" ha sido creado por "determinadas declaraciones".

* Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro del Interior, culpa -cómo no- al PP del ambiente de hostilidad por haber creado "muchas heridas" durante el proceso de negociación del Estatut.

* Joan Saura, presidente de ICV (los comunistas catalanes), se congratuló de que Rajoy haya tenido "muestras de reprobación".

En fin, con este clima de tolerancia (cuando no instigación) de la violencia, no creo que se pueda llegar muy lejos. Cataluña es, a día de hoy, un estado de excepción para todos los que no comulgamos con el extremismo nacionalista. Fantástico, igual que el País Vasco. Yo, por mi parte, hace tiempo que he dejado de comprar productos catalanes. Es lo menos que se merecen cuando tratan al resto de sus compatriotas (porque eso es lo que somos, compatriotas) a huevazos (literalmente). Y, ojo, no olvidemos que el PP es una fuerza política respaldada por 600.000 votos en las últimas generales.

No recuerdo imágenes similares a las vividas estos días en Cataluña cuando se han dejado caer por la Villa y Corte personajes de inmundo pelaje como Carod, Tardá, Puigcercós, batasunos varios... A lo mejor hay que enseñarles un poquito los dientes para que no crean que nos van a comer la merienda tan fácilmente. Ojo, no hablo de agresiones, no queremos quedar a su altura. Pero, bueno, un certero huevazo, que no deja de ser, a fin de cuentas, una "muestra de reprobación", (Saura dixit) pues a lo mejor tampoco estaría tan mal, ¿no?

Qué rabia. Qué indefensión. Qué atropello. Bueno, no... está tu voto, que puede cambiar muchas cosas. Que no se te olvide la próxima que te toque pasar por las urnas.