¿La culpa? De EE.UU., of course

Hoy he ido al trabajo en taxi. Me he quedado dormido y he optado por este modo de transporte que, aunque caro, siempre conjuga varios elementos que me encantan: se puede ir viendo la ciudad mientras se hojea el periódico, escuchando la radio de fondo e intercambiando impresiones con el ciudadano taxista de turno. Hoy me ha tocado el soso de Francino en el dial, bastante peor que otros días, que me toca Pablo Motos, Carlos Herrera o Federico, todos ellos unos cachondos en diversos grados y categorías.

Los taxistas, cuando se enteran de que eren periodista, siempre quieren explicarte qué opinan de tal o cual asunto. Hoy me ha tocado uno que ya tiene explicación a lo que pasa en Iraq con esto de la pre-guerra civil entre chiíes y suníes: la culpa es de EE.UU., que ha instigado este enfrentamiento para que no les maten más soldados. Ahí queda eso.

A todos nos encantan las teorías de la conspiración, sobre todo desde que nos epató Oliver Stone con su magistral JFK. Pero ver a los yanquis detrás de cada cosa que ocurre en el mundo, es un poco paranoico, ¿no? Que pase en Irán me parece hasta normal, no en vano, los miles de chiíes que se manifiestan desde ayer en protesta por la destrucción de la mezquita de Samarra no claman contra el terrorismo suní, ¡sino que entonan cánticos contra Estados Unidos e Israel! Pero que un español, en teoría informado, comparta esta creencia suena ridículo.

La realidad es bien diferente: Washington trabaja desde hace semanas a brazo partido con las autoridades locales para formar un gobierno de unidad que integre a chiíes, kurdos y suníes. ¿Por qué? Muy fácil. Porque quiere pirarse de ahí lo antes posible, solo que antes quiere dejarlo todo atado y bien atado. Pero que nadie dude que los yanquis (gobernantes, militares y ciudadanos) ya están fritos y este año veremos drásticas reducciones de tropas y recursos.

Los chiíes (60-65% de la población) pasan a cuchillo a los suníes (32-37%) porque llevan décadas siendo humillados y masacrados por estos últimos, que han ocupado los principales puestos de poder desde antes de Sadam Husein. Están cayendo como chinches y, mire usté por donde, resulta que se han hartado y se están entregando a fondo a la escabechina.