De Juana, pa casa (y ZP pronto también)

He tardado un par de meses en volver a blogear. Volvería más a menudo a este interesante foro, pero está todo tan crispado, tan emponzoñado, que cada vez me apetece menos.

Hace apenas dos horas, el etarra Ignacio de Juana Chaos, asesino de la nada despreciable cifra de 25 personas, ha partido en ambulancia rumbo a un hospital donostiarra. Qué pena, qué desastre de noticia, qué mazazo para las víctimas, qué tomadura de pelo para la sociedad.

No seré yo el que diga que la decisión es ilegal. Es perfectamente legal. Pero es bochornosamente hedionda e impresentable. Un premio inmerecido para un asesino de la peor calaña, un auténtico carnicero. Una nueva cesión del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a ETA, que devuelve las flores con extorsión, bombas, algaradas callejeras, amenazas, muertos, etc... ¡Si hasta le llamó "hombre de paz"!

Mientras escribo esto, estoy escuchando la rueda de prensa del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que miserablemente se está atribuyendo la decisión de conceder la prisión atenuada a De Juana en un hospital vasco, "y más tarde, si se puede, en su casa". Y digo que es un miserable, porque obviamente es un mandado. Vamos que no veo yo al "portavoz de los GAL" defendiendo ahora medidas humanitarias para un etarra. Pero bueno, es socialista, nos podemos creer cualquier cosa...

Lo más asqueroso es que ha tenido la vergüenza de comparar los favores penitenciarios a un preso que elige morirse de hambre a las excarcelaciones que hizo el PP de etarras con enfermedades terminales (tumores, afecciones cardiacas y psiquiátricas...). Hay que ser muy sinvergüenza para comparar una enfermedad sobrevenida con lo que el Tribunal Constitucional definió muy acertadamente como "chantaje terapéutico". Una comparación que, por cierto, hace esta misma mañana "El País", ése al que denominan "el diario independiente de la mañana". Y mentiroso durante el resto del día, añado yo.

Diossssssss, qué ascooooooooooooooooo

PD: Ha llegado el momento de tomar la calle. Nunca me han gustado las concentraciones masivas. Fui a la de Miguel Ángel Blanco porque era necesario, muy necesario. Y no he vuelto a ir a más (la del 11-M, por ejemplo, me pilló currando y sí habría ido). Pero creo que ha llegado el momento de decir ¡Basta! Alto y claro. Hay que echar a estos vendepatrias.

En mayo hay elecciones, no os olvidéis.