Lecturas II

Entre uno y otro tomo de Napoleón, ha caído en mis manos el último libro de Manu Leguineche, patriarca de la tribu periodística española y amigo.

Se trata de "El club de los faltos de cariño" (Seix Barral). Me lo estoy pasando en grande con esta inclasificable colección de historias, pensamientos, recuerdos, anécdotas... muy pegada al terruño, como cerrando un círculo tras toda una vida viajando de un rincón a otro del planeta.

Yo me metí en esto del periodismo tras descubrir a finales de los 80 a Manu. En una revista que se llamaba Panorama, escribió por capítulos su vuelta al mundo en 80 días, que luego fue editado en libro. Me arrebataron sus saberes enciclopédicos, su ritmo, sus viajes... ¡todo!

Un día le comenté que era periodista en gran parte por su influjo y creo que se quedó algo jodido. Como pensado "pobrecico, soy culpable de su desgracia". Acabó harto de las referencias que hacía de sus obras. "¿Esa también te la has leído, joder?". Un crack.

No sé cuántos libros suyos me habré leído. Unos quince, calculo. Anárquico, desordenado, torrentoso en saberes... Todo el mundo cabe en sus páginas, un auténtico deleite.

En "El club..." exhibe una gran colección de dichos populares y frases célebres, junto al inseparable Jesús, la gata Muki y el pato Toribio. Y con el escenario de Brihuega siempre de fondo.

Una que me ha encantado es de Mark Twain: "Del Cielo me gusta el clima. Del Infierno, la compañía". Genial.

Otra, oída tras un atentado de ETA: "Qué manía con matar. Si toda la gente acaba muriéndose sola. Sólo hay que darle tiempo". Pura sabiduría popular.

De un proverbio chino: "Si quieres ser feliz un día, emborráchate. Si quieres ser feliz un año, cásate. Si quieres ser feliz toda la vida, cuida tu jardín".

Muy recomendable, sobre todo para los que cada vez pensamos más en abandonar la ciudad y volver a la naturaleza.

Paseando un día con Manu, un vecino nos dijo con sorna a un ex amigo y a mí: "¿Qué, aprendiendo del maestro, no?". Manu respondió: "Son amigos, Si me dijeran maestro serían unos gilipollas". Me quedé cortado. Porque para mí siempre será eso, el MAESTRO. Con mayúsculas.

Gracias por todo, Manu.