¡Grande, Marlaska!

Me encanta que, de cuando en cuando, me hagan comerme las palabras. Toítas. Una por una. En esta ocasión, el agradable protagonista ha sido el juez Grande-Marlaska, que no sólo pasó de los criterios (siempre comprensivos y benévolos) del Fiscal General del Estado y su marioneta, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, sino que ha decidido ampliar el número de supuestos delitos imputados a los líderes de Batasuna.

Eso me pasa por fiarme de El País. Joder, es que Ernesto Ekaizer había hecho una composición tan completa, con tanta fuente y tanto análisis, que parecía imposible que fuera a meter la pata hasta la ingle... como así ha sido. A ver si tengo tiempo mañana y analizo un poco el contenido de la información que publicó el pasado viernes. Este personaje es un gran ejemplo de los izquierdistas raros que se tiran a la yugular de Pinochet (literalmente) pero siempre ven explicaciones, salidas y ententes con asesinos como ETA, las FARC y demás. Como Pérez Esquivel, como la Menchú, como Saramago o la Bardem.

Cuentan por ahí que este peasso metrosexual es gay y está casado con un ertzaina. Supongo que es cierto, como también supongo que estas intimidades habrán sido convenientemente ventiladas a los cuatro vientos para socavar la labor de este juez, que está demostrando que no va a plegarse tan fácilmente a los cantos de sirena y "recomendaciones" que vienen desde el Gobierno. Como cuando Cándido Pumpido dejó caer que los jueces tenían que adaptarse a los tiempos políticos. Palabras secundadas en TV, de forma entusiasta, por López Garrido, hoy jefe de la bancada socialista en el Parlamento.