El lince cagón... ¿o fue un gato?
No me tomen por escatológico, por favor. Es decir, lo soy, y mucho, pero sólo donde sé que puedo serlo. El planeta Spin Boldak, como ya hemos dicho en varias ocasiones, es un lugar de libertad y buen rollo, pero no les gustan mucho las warreridas españolas... sean de tipo sesuá o, ejem, residual. La historia que, a continuación, os cuento se enmarca dentro de la segunda categoría. Pero en plan gracia. Leed, leed... juzgad, juzgad... crujid de la risa, crujid...
No sé si estáis familiarizados con la polémica creada en Madrid por la intención del Gobierno de la Comunidad de desdoblar la llamada "carretera de los pantanos" (M-501), entre Quijorna y Navas del Rey. Resulta que la vía en cuestión tiene una siniestralidad altísima, y frena el desarrollo de la zona, que está catalogada como ZEPA, es decir, Zona de Especial Protección de Aves.
Os sabéis lo que viene a continuación, ¿no? En efecto, ecologistas, izquierdistas y demás pájaros (esos sí que son pájaros) no han dejado de armar el taco desde entonces para intentar paralizar la obra, que será finalmente carísima por todas las previsiones que ha tomado el Gobierno de Esperanza Aguirre para reducir al mínimo su impacto ambiental. (Por cierto: los pájaros más bien vuelan, ¿no? Carretera, cielo... Mi no comprende nothing)
El circo quedó completo cuando un profesor universitario se topó el año pasado, en plena polémica, con un zurullo en el lugar. Un mojón de lince, proclamó. Un bicho genial, magnífico, imperial, auténtica joya de la fauna ibérica... pero que no había sido visto por esos pagos en medio siglo. ¿Casualidad? ¿Montaje? Yo soy malpensado por naturaleza...
En fin, un primer análisis de ADN reveló que era lince. Pero otro análisis, dado a conocer ayer por "El Mundo", dice ahora que se trata de un gato común. Falta un tercero, que podría conocerse en un par de semanas, que determinará quién hizo de vientre en el lugar. Mientras tanto, desde "El País" se apunta a la posibilidad de que fuera un lince que se comió un gato. ¿Y si son de lince, pero hábilmente colocados en la "zona cero"?
De coña. Sólo espero que no descubra alguien los restos del apretón que tuve una vez que andaba de paseo por la zona. ¡Igual dicen que hay elefantes sueltos en Madrid!